Los historiadores de arte consideran que la escultura
renacentista comenzó con el concurso para elegir quién realizaría las puertas
del baptisterio (1401, Florencia), al que se presentaron Filippo Brunelleschi y
Lorenzo Ghiberti.
Puertas del baptisterio.
La nueva forma artística del renacimiento se inspiraba
en la escultura de la antigüedad clásica, buscando la exaltación de la belleza.
Las matemáticas se convirtieron en una ayuda primordial, con la aplicación en
todas las artes de determinados principios y leyes.
En esta época la escultura quedó desligada de la
arquitectura y los personajes que se representaban manifestaban expresiones
llenas de dramatismo. Durante las diferentes etapas del quattrocento y del cinquecento en Italia se realizaron las mejores obras del renacimiento
gracias a grandes escultores como Donatello, Jacopo della Quercia, Luca della Robbia, Andrea del Verrocchio y Miguel Ángel, el gran
artista particular. Un poco más tarde, con la influencia de Italia y los
viajes de sus escultores, se fue incorporando en el resto de Europa este nuevo
estilo. Los trabajos que destacan son: los de Bartolomé Ordóñez en Barcelona; de Alonso Berruguete en Castilla; Conrad Meit, especialista en retratos, en los Países Bajos; Broeuq;
Giambologna en Italia; Pierre Puget era considerado como
el «Bernini francés».
David. (Miguel Ángel).
Los temas más habituales eran los monumentos sepulcrales,
donde la figura del yacente era tratada con un gran realismo.
Giambologna es el que muestra en
sus esculturas el estilo del manierismo. A finales del cinquecento, los escultores
presentaban las figuras alargando sus proporciones y mostrando unos posados
artificiales y opuestos (mujer y hombre, vejez y juventud, belleza y fealdad),
con un movimiento de rotación de las figuras y los grupos escultóricos.
Rapto de las Sabinas (Giambologna).
El Concilio de Trento (1545 - 1563) marcó una nueva orientación en las imágenes
religiosas; Gian Lorenzo Bernini fue el escultor que más influyó en el escultura
barroca, donde se buscaban efectos emotivos y dramáticos. En este periodo,
la producción de escultura religiosa en España es sorprendente, se
trabajan esculturas para interiores de
iglesia, fachadas, devociones particulares, y para las procesiones de Semana Santa. Surgieron entonces dos grandes escuelas: la castellana y la andaluza. Entre los escultores se
pueden destacar a Gregorio Fernández, Juan Martínez Montañés, Francisco Salzillo, Pedro de Menay Alonso Cano.
Relieve de Esaú. (Lorenzo Ghiberti).
A mediados del siglo XVIII, las orientaciones de Winckelmann, de tomar ejemplo de las
obras griegas, hizo que muchos artistas se dedicaran a copiar en lugar de
imitar; llegaba así el neoclasicismo. La obra de Jean-Antoine Houdon,
originalmente barroca, adoptó un carácter sereno, sin detalles anecdóticos, en
un proceso para conseguir la belleza ideal de la antigüedad clásica. El
escultor más conocido e innovador fue el italiano Antonio Canova, un autor muy versátil, que
se encuentra entre el barroco, el rococó y el neoclasicismo. La producción
de Bertel Thorvaldsen siguió la línea más fiel
del neoclasicismo, con una expresión más fría y estática.
El beso del amor. (Antonio Canova).
No hay comentarios:
Publicar un comentario